Nunca quise lastimarte y nunca quise que me mataras en vida, quisiera fingir que nada me dijiste y que nada me hiciste sentir, pero la fuerza de estas emociones me han volcado en un huracán de pasión abandonada. Me siento tan fría como las rocas de tu vereda.
Que ganas de gritarle a dios y preguntarle porque me ha enviado tanta desilusión, porque de pronto se robo el amor que le tenia.
Me siento culpable cuando no puedo continuar luchando por ese viejo amor, pero soy tan feliz con tu presencia mi pequeño milagro, tu borras todas mis penas y me haces pensar que todo ira bien, mucho tiempo soñe con entregar mi amor y mi vida por alguien y hoy comprendi que ese eres tú mi pequeño, que tu presencia me ha devuelto las ganas de creer en el amor profundo y eterno, porque se que hay algo más allá de lo terrenal que siempre nos unirá, nuestra sangre siempre nos mantendrá unidos aunque nos perdamos alguna vez en el camino.
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